Sunday, August 26, 2007

ENCUENTROS CERCANOS DEL PRIMER TIPO

Ahora que me he alejado un poco del centro he podido disfrutar muchos de los atractivos de Sheffield. Como mencioné brevemente vivo a dos cuadras de un arroyo, en algunas partes bordeado por paredes de ladrillo, pero en su mayoria rodeado de árboles y demás vegetación. Como a 500 metros al oeste de mi casa ese arroyo (Porter Brook) atraviesa un parque enorme, con un gran pastizal y algunas zonas boscosas. Hacia el este, aún más cerca de mi casa, el arroyo lleva al cementerio general, el cual es otra área verde muy extensa.

Mi novia vive como 1km cuesta arriba, hay que cruzar el arroyo y subir para llegar a su casa, pasando una zona comercial y una habitacional. Sin embargo donde ella vive otra vez es entre pasto y bosque. Por las noches salen puercoespines a rondar. Se ven rechonchos y torpes, pero cuando quieren pueden ser muy rápidos. Días después de ver a los puercoespines iba yo por una calle con muchas casas grandes y sendos patios. Era un poco tarde, venía de la biblioteca (es necesario presumir) y es una calle algo oscura. De pronto, descendiendo de un pequeño muro que delimitaba uno de los patios, venía un zorro. Sí, uno de esos como los que salen en las películas de la era victoriana perseguido por jinetes a caballo y sabuesos. No son grandes, son como del tamaño de un cocker, pero más chaparros y esbeltos. Su pelirojismo es intenso. Atravesó corriendo la calle, subió rápidamente el murito del patio de enfrente y se perdió de mi vista.

Ah, pero eso no es todo. Como una semana después salí un poco tarde de mi casa hacia la biblioteca (más presunción, pero es verdad, la biblioteca esta abierta 24 hrs.), iba caminando al lado del arroyo hacia el cementerio, cuando en un claro de bosque vi un zorrillo gordo y peludo. Era blanco con dos franjas negras que le recorrían la espalda, el pelaje se le esparcía hacia los lados y se balanceaba al caminar. Al verme se quedó inmóvil por un momento (yo también) y súbitamente se volteó y empezó a correr. Tenía cara de despistado además de miedoso, me dio mucha curiosidad y ternura. Afortunadamente no olió feo al pasar por donde el había estado.

Por último les cuento que ayer corté una pera de un árbol totalmente retacado. La cosa más deliciosa que te puedas comer.

Definitivamente voy a extrañar mucho Sheffield.